sábado, 14 de mayo de 2011

Presidente Piñera debe ponerse los pantalones.

 “Si el Presidente Piñera, se pone los pantalones y habla golpeado, la oposición quedará al descubierto y las próximas elecciones, serán "pan comido" para la NUEVA DERECHA.”
Más allá de mantener ciertas diferencias del orden de la contingencia política con nuestro actual presidente, debe primer el interés de nuestra Nación y especialmente aquellos nacionales que durante los 20 años de gobierno “corruptacionista” fueron birlados y burlados.
Y es por eso que existe plena razón en lo que se refiere a que el Presidente debe dejar de lado aquella  postura tibia y de tratar a la oposición con "dedos de seda". Es obvio que no se esta hablando de no entenderse con ellos, pero no se puede pasar por alto el que debe denunciarse que no existen motivos para la labor obstruccionista en que están empeñados.
Ciertamente que para muchos chilenos aceptar totalmente los errores en que ha incurrido el gobierno de Piñera es duro, mas ya se entiende, que la labor de un gobierno no puede ni va a ser perfecta ni nos va a tener contentos a todos, pero lo que vale es reconocer que el grueso de ella, sí es trascendente para el futuro del país y su desarrollo, un ejemplo de ello, la buena decisión frente a Hidroaysén.
El Profesor Rojas en su columna del miércoles 11 de mayo de 2011,  no se ha adelantado en la discusión de los posibles candidatos, el punto es que de los nombrados ninguno representa una buena opción. Y sí el Presidente tal como lo manifiestan muchos de sus partidarios, asume la responsabilidad política de velar por la continuidad de la derecha en el gobierno hablando claro, y demostrando que este gobierno es un gobierno de “cambios”, todos estos “posibles” candidatos , tendrían que ser descartados, ya que ninguno de ellos es señal de “cambio”, simplemente son parte de la politicastría dirigente.
Un verdadero candidato para la derecha, no se encuentra entre los actuales dirigentes políticos de la Alianza.
Carlos Toledolabarca

sábado, 26 de febrero de 2011

Girardi y Larraín, ¿simétricos?


Gonzalo Rojas
Miércoles 09 de Febrero de 2011
Los senadores Guido Girardi y Carlos Larraín (aún en barbecho) anuncian voluntades similares de acción pública para los próximos años. Girardi habla de un movimiento ciudadano, mientras que Larraín se refiere a la necesidad de fortalecer la sociedad.

Ubicados en las antípodas del pensamiento social, su coincidencia es sólo aparente.

La experiencia indica que la izquierda chilena -a la que pertenece Girardi, por ideología y por trayectoria- cuando habla de movimientos sociales lo que promueve es algo muy concreto: el afán de los partidos de la Concertación por controlar la mayor cantidad posible de cuerpos intermedios, poniéndolos al servicio de sus intereses. Mientras esos partidos estuvieron en el poder, utilizaron a los gremios para generarles demandas a sus gobiernos y a sus parlamentarios, las que, una vez satisfechas, reforzaban los vínculos entre ambas partes. No faltaron incluso los díscolos que usaron a los gremios para correr más y más las fronteras de lo exigible, obligando a la propia Concertación a moverse hacia posiciones extremas. Girardi ha sido un especialista en estas maniobras.

Ahora, en la oposición, se acentúa la tendencia concertacionista a utilizar a las directivas sociales y a las diversas ONG (creadas y financiadas al calor de la propia Concertación) con el fin de darles aires nuevos a unos partidos sin figuras carismáticas ni militancias activas.

La convocatoria a un acto político-social para el 8 de marzo es una señal clara y coherente: vamos a recuperar -se lo propone Girardi- todas esas fuerzas sociales, esos gremios, para movilizarlos y vitalizar a los partidos; no creemos en su autonomía; buscamos su fuerza, sus activos; queremos potenciar a nuestro favor sus anhelos, sus quejas; dentro de esas organizaciones, ya tenemos instalados a los dirigentes suficientes como para alinearlas en un arco opositor; además, eso nos vincula con las fórmulas que utiliza habitualmente el PC, al que tanto deseamos como aliado electoral.

Es un propósito, en la izquierda, tan antiguo como el hilo negro: algo así como llenar la camiseta del partido del mayor número posible de avisos publicitarios de los gremios vinculados.

Muy diferente parece ser el planteamiento de Carlos Larraín. Distinto y muy sensato, porque empalma directamente con toda la construcción teórica y práctica que se formuló desde septiembre de 1973 y en la que fue decisivo Jaime Guzmán: la sociedad es un todo articulado por muchos grupos legítimos en los que se ejercen las autonomías sociales y desde los cuales se expresa la riqueza de los variados intereses y necesidades, debidamente respetados y estimulados por el Estado subsidiario.

Lo que Larraín ha entendido muy bien es que un sector importante de los seguidores de Guzmán ha ido cambiando la mirada, enfocándola mucho más en los éxitos electorales nacionales -a veces a precios altísimos-, pero descuidando la formación de dirigentes sociales que -gremio a gremio- pudiesen consolidar los estilos de trabajo planteados por el fundador de la UDI. Por eso, no deja de ser casi una broma que a muchos de esos políticos la prensa los siga llamando gremialistas. Les queda un vuelito, ciertamente, pero no son personas que en materia electoral estén empeñadas en limpiar el Colegio de Profesores o la Fenats. Están enfocados, casi exclusivamente, en las próximas municipales, presidenciales y parlamentarias.

Subsiste, eso sí, una duda: ¿entiende bien Carlos Larraín la imprescindible necesidad de mantener autónomos a los cuerpos intermedios? Ojalá que sí, porque un error en esta materia haría su proyecto tristemente simétrico del de Girardi.

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Ella tiene la palabra


Gonzalo Rojas
Miércoles 16 de Febrero de 2011
Jacqueline van Rysselberghe es una mujer de palabra; y de palabras.

Primera figura de la vida pública en Concepción durante más de 10 años, en todo ese período los hechos y las palabras se correspondieron en ella, expresando un alto nivel de servicio.

Hasta que pronunció aquellas frases a los pobladores. ¿Mintió? ¿Usó retórica superficial? ¿Se equivocó por cansancio? Sus dichos fueron, en todo caso, un error que Van Rysselberghe procuraría evitar si ahora pudiera hacer rewind hasta el día anterior. Pero sus palabras quedaron grabadas (¿Hace cuánto tiempo que la venían siguiendo? ¿A quiénes más se les aplica este tipo de procedimientos?).

Surgieron entonces otras afirmaciones, porque las palabras sacan palabras. Las de Navarro denunciando; las de Coloma defendiendo; las de la ministra Matte descargando responsabilidades; las de la ministra Matthei descubriendo preferencias; las de la Concertación anunciando una acusación; las de RN dudando; las de varios columnistas descalificando; las del ministro Hinzpeter en estado de reflexión.

La palabra, protagonista.

Pero en la vida pública ella nunca va sola, no se basta a sí misma, siempre es vehículo de los hechos: los describe, los califica, los anuncia, los recuerda. Los hechos son los otros protagonistas o, más bien, son los actores definitivos.

Y así será también en este caso, porque todas las palabras pronunciadas tendrán ahora que corresponderse con los hechos futuros a los que aquéllas llaman. Esa exigencia no recae solamente sobre Van Rysselberghe, sino que afecta a los protagonistas de los últimos días: todo el que ha abierto la boca ha quedado comprometido.

Para Navarro, la pista está sembrada de obstáculos, porque deberá demostrar sus acusaciones y la rectitud de su proceder; Coloma necesitará asegurar que prefiere la verdad a una senaduría más para la UDI; la ministra Matte estará en la obligación de despejar toda duda sobre funcionarios eventualmente comprometidos; para la Concertación, el desafío será igualar este caso con la acusación a Yasna Provoste; la ministra Matthei será animada a guardar silencio, el hecho que más le cuesta; RN necesitará gestos múltiples para fortalecer a la Coalición; los columnistas que han descalificado deberán cuidarse de no incurrir en más contradicciones (sostener que los políticos no están obligados a decir toda la verdad y después criticarlos cuando faltan a ella; o calificar el carácter fuerte del Presidente como un gran activo, desechando esa calidad en Van Rysselberghe, al llamarla fanatismo); ¿y el ministro Hinzpeter?: él puede generar el hecho penúltimo, al tomar una decisión sobre la continuidad de la intendenta, pero quedará en todo caso amarrado respecto de futuras situaciones análogas.

La palabra final, eso sí, la tiene la propia Jacqueline van Rysselberghe.

Ella es la principalmente llamada a generar hechos políticos de alcance moral, es decir, un resultado trascendente y de utilidad para todos. Ella se metió en este enredito y debe salir, al fin de cuentas, sola y a partir de su recta conciencia.

Ya ha iniciado ese camino reconociendo su error, pero ahora se le abren tres opciones igualmente importantes. O renunciar para hacer su defensa sin las amarras de su investidura; o aceptar humildemente su salida del cargo por decisión presidencial y reconstruir su trabajo político en la base; o continuar su labor en la Intendencia sumando más y más hechos positivos que desvirtúen el error cometido.

En cualquiera de los tres escenarios, si aprende de su error, terminará prevaleciendo su carácter trabajador, servicial, enérgico y carismático, ese que tanto necesita Concepción.

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viernes, 25 de febrero de 2011

Los obsecados con Karadima


Don Marcelo Alarcón Torres N° 233...respetado señor:
Su obsecación y tómelo en serio, no estoy tratando de desvirtuarlo, no tengo otro medio para hacérselo notar, su obsecación repito se debe a una falta de comprensión o de interpretación de la realidad. A usted se le fijo o le fijaron una idea y ya no hay más.

Para su desventura su falta de capacidad analítica es azuzada por la manipulación mediática de los hechos históricos que han acontecido en nuestro país. Usted al igual que otras personas vibra de contento al saber que hace un click y hay millones de sitios que alimentan sus desvaríos, y eso le hace sacar conclusiones de un alto “nivel”. Tome un pequeño tiempo antes de sacarlas, y piense ¿Es razonable que se escriba lo mismo tantas millones de veces? En ese pequeño tiempo, no como nosotros, que ya sabemos que no es razonable, usted ponga en duda las afirmaciones no para cambiar de mentalidad inmediatamente, sino para encontrar el sustento válido a tanta repetición.

Cuando usted comienza por hacer este ejercicio, lo primero que va a notar que ya no sentirá ese vacío de seR un mero repetidor de la propaganda. Notara que su mente empieza a trabajar de otra manera, y por ejemplo, podrá entender , no obligadamente estar de acuerdo, que nosotros NO DESCONOCEMOS LOS ERRORES SUCEDIDOS, Y SABRÁ PORQUE HABLAMOS DE INJUSTICIAS. ENTENDERÁ QUE CITAR EL CASO LAVANDERO NO ES PARA JUSTIFICAR A KARADIMA, SINO QUE ES PARA DEMOSTRAR QUE A LA IZQUIERDA LE IMPORTA UN BLEDO LA PEDOFILIA Y LA VIOLACIÓN DE MENORES, LA HOMOSEXUALIDAD, Y OTRAS CUITAS. Y QUE ATACAR A LA IGLESIA CATÓLICA, ES LO MISMO QUE ATACAR A LAS PROTESTANTES, A LOS MORMONES, A LOS BUDISTAS Y A CUALQUIERA QUE TENGA FE EN DIOS.

Con todo respeto me inclino ante usted para que no me mal interprete, así como que lo miro a MENOS...pero ¿Cómo y de que otra manera le explico lo que siento cuando lo leo?
Atentamente

miércoles, 24 de febrero de 2010

jueves, 4 de junio de 2009

Gráficas y columna del:Miércoles 03 de Junio de 2009. Socialistas, hacha y clavel.

Bastan tres socialistas chilenos juntos para que se expresen al menos cuatro posiciones: en el trío, estarán todos contra todos y, además, uno de ellos logrará contradecirse a sí mismo durante el transcurso de la disputa (ya lo dijo Caszely: uno no tiene por qué estar ciento por ciento de acuerdo con lo que piensa).


La historia del PS así lo ha demostrado: sólo en 1933 lograron unificarse, y desde ahí en adelante han tenido tantas divisiones y juntas, nuevas particiones y consiguientes peleas, que, más que un árbol genealógico, para describir al partido hay que usar un huaipe -sí, la masa ésa conformada por hilachas de variados colores.


Primero, Marmaduques y Mattes. Después, Ampueros, Anicetos, Almeydas, Allendes y Altamiranos, hombres que nunca fueron de la mano (y eso, sólo en la letra A), aun-que Salvador y Carlos tenían en los últimos días de la UP un parecido que se ha querido ocultar.

Hoy, Escalonas y Arrates, Ominamis y Allendes, Navarros y Enríquez, reproducen las mismas fero-ces dentelladas con que se han tra-tado sus antepasados. ¿Por qué el hacha no ha sido eficazmente reemplazada por el rojo clavel? ¿Por qué ese puño en alto (aunque sea el derecho) sigue amenazando sobre todo al compañero socialista, y no se ha logrado una mano abierta que lo acoja en su diversidad?


Frossard lo explicó claramente cuando afirmó que "el socialismo es una metafísica a base de rechazo; rechazo de la condición humana... rechazo de un creador y de un legislador supremo... rechazo de un orden impuesto, aun impuesto por la naturaleza".

En castellano coloquial, como un socialista no se aguanta ni a sí mismo, mucho menos aguantará al prójimo, y mientras más cercano el pobre prójimo, peor para él. Marxistas la mayoría (no digan que no: simplemente acéptenlo como una evidencia neutra), han tenido que asumir la lucha de clases como el motor de la historia y han aplicado su dinámica con entusiasmo, comenzando por ellos mismos.

Ésa es la razón por la que llamaron "socialismos reales" -con desprecio, pero con certeza- a las construcciones centroeuropeas de los años 40 a los 80. Sí, hasta los socialistas chilenos que vivieron ahí entendieron que esos estados -en plena coincidencia con sus principios marxistas- aplicaron la lucha de clases a sus propios pueblos, devastándolos. Así de real es siempre el socialismo: nomenklaturas contra gentes; y, efectivamente, en el interior de la nomenklatura, dirigencias partidistas contra dirigencias partidistas.


De vez en cuando, es cierto, el conflicto se hace tan agudo en el corazón del PS chileno, que los sobrevivientes de alguna purga se fugan antes de que sea demasiado tarde. ¿A qué tierra iremos?, se preguntan.

Algunos, desesperados por encontrar un orden fraterno que los proteja, caen en el fuego que alimenta otras brasas; van a parar al PC o buscan alianzas con él: es el caso de Arrate. Otros, en búsqueda ciega de esa condición humana que se les ha ocultado de por vida, caminan primero y corren después por sendas liberales, para encontrarse a corto plazo en tierras tan baldías como las socialistas, sin ton ni son: es la situación de Enríquez-Ominami. Un tercer grupo funda nuevos socialismos e inicia el runrún de una más de las tantas experiencias fallidas, justamente porque también llevará en sí el germen de la lucha de todos contra todos: es la iniciativa de Navarro.

A ciegas, unos por el odio y otros por carecer simplemente de referencias existenciales, los socialistas van de conflicto en conflicto. Y, por eso, el huaipe se llena de nuevas hilachas.

Cuesta entender qué atractivo puede tener una masa enredada y cochina, aunque parece que todavía hay gente que cree que puede limpiar los problemas sociales con eso.

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